Fuente inagotable de anécdotas, envidias y admiración, las joyas siguen fascinándonos por su belleza, pero también por su historia, ya que son testigos mudos del paso del tiempo y seguirán existiendo mucho después de que los cuerpos que un día adornaron no sean más que un recuerdo.
El hechizo que cautivó al hombre primitivo desde que las vio brillar a la luz de las hogueras en alguna de las cuevas donde buscó cobijo siguió estando presente a través de los siglos.
Pero no solo eran apreciadas por su rareza y su belleza o por ser prácticamente indestructibles, sino por los efectos mágicos que tradicionalmente se afirmaba que surtían sobre quienes las poseían.
Es más, se ha sostenido que esta clase de piedras se usaron como amuletos mucho antes que con fines de ornamentación al ser consideradas receptáculos de poderosas fuerzas sobrenaturales.
Esta es una lista de las joyas que supuestamente son malditas.
A ver que opinan ustedes, cual les parece mas interesante!
El Diamante Hope
Una joya de belleza incalculable pero maldita según la tradición. Parece ser que adornó la frente de un ídolo hindú pero fue robado por un sacerdote que más tarde sería torturado y condenado por este sacrilegio. LLegó a Europa en 1642 de manos del contrabandista francés Jean Baptiste Tefernier , quien consiguió grandes beneficios con su venta, pero sufrió también de la mítica maldición, mientras estaba de viaje por la India fue atacado por una manada de perros rabiosos que acabaron con su vida.
La gema pasó a pertenecer al rey francés Luis XIV, quien redujo su tamaño de 112,5 a 67,5 quilates, pero esto no sirvió para acabar con la mala fama de la pieza, Nicholas Fouquet, que lo tomó prestado para un baile fue acusado de malversación de fondos y condenado a cadena perpetua, la princesa Lambrelle que lo lucía a menudo, fue apaleada por el pueblo, mientras que el propio rey murió arruinado y despreciado.
En 1980 el famoso diamante fue comprado por el banquero Henry Thomas Hope por 150.000 dólares, pero no fue una buena inversión ya que tiempo después la familia terminaría arruinada, sus siguientes dueño no corrieron mejor suerte, todos los que poseían el diamante parecían sufrir muertes trágicas o infortunios inesperados.
El magnate americano Ned McLean lo compró a precio de ganga, uno de sus hijos murió al poco tiempo en un accidente de automóvil mientras que su otra hija lo hizo por una sobredosis y el propio McLean terminó en un manicomio.
La joya quedó como parte de la herencia para sus nietos, su última dueña Evalyn McLean apareció muerta en su apartamento sin causa aparente, sólo tenía 25 años. Harry Winston fue su último comprador y quizá para curarse en salud optó por donarlo a una institución, a la que todavía hoy pertenece.
Ópalo maldito de la monarquía española
La mala fama del ópalo se acrecentó al ser relacionado con una serie de misteriosas muertes sucedido en la monarquía española.
La leyenda dice que el rey Alfonso XII se enamoró perdidamente de la bellísima aristócrata italiana Virginia Doini, condesa de Castiglione, y que su amor fue correspondido, aunque en el último momento decidió casarse con su prima, María Mercedes de Orleans.
La despechada condesa envió a la pareja un regalo de bodas consistente en un magnífico ópalo engarzado en un enorme anillo del oro más puro.
La novia se mostró fascinada con la joya y logró convencer al incauto soberano para que se la pusiera en su dedo. Murió a causa de un misterioso mal el 26 de junio de 1878, tan solo cinco meses después de la boda. Tras el funeral, Alfonso le regaló el anillo a su abuela, la reina María Cristina de Borbón-Nápoles, que murió poco después, el 22 de agosto.
A continuación el anillo pasó a la hermana de Alfonso, la infanta María del Pilar, que falleció el 5 de agosto del año siguiente, aparentemente víctima de la misteriosa enfermedad que se había cobrado la vida de las otras dos mujeres.
Lo mismo le ocurrió a la cuñada del rey, María Cristina, que se encaprichó del ópalo maldito y que, al parecer, no era nada supersticiosa.
Sintiéndose culpable y, tal vez, buscando en su sacrificio la manera de redimirse, el rey decidió lucir él mismo el anillo. Murió a la temprana edad de 28 años, después de lo cual su viuda, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena, hizo bendecirlo, engarzarlo en una cadena de oro y que se adornara con él el cuello de la imagen de la patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, lo que puso fin a la secuencia de muertes.
La maldición del tesoro de Tutankhamón
El tesoro encontrado en la tumba de Tutankhamón trajo una fuerte maldición a sus descubridores?
Según la versión de ellos, el noble inglés George Edward Stanhope Molyneux Herbert, quinto conde de Carnravon, su hija Evelyn Herbert, el egiptólogo Howard Carter y el arqueólogo Arthur Callender, el día que lograron finalmente entrar a la antecámara de la tumba, Carter perforó un agujero en la pared sellada y con gran ansiedad echó un vistazo al interior.
Su rostro palideció y murmuró algo ininteligible. Carnravon, impaciente por conocer qué veía su compañero, le inquirió: “¡Carter! ¿Ve usted algo?” Fue entonces cuando el arqueólogo, cegado por los destellos de oro que se abrían paso ante su mirada, solamente pudo decir la célebre frase “Sí. Cosas maravillosas. ¡Cosas maravillosas!”.
Luego, todos se fueron a descansar hasta el día siguiente en que acompañados por los inspectores del Servicio de Antigüedades, accedieron al interior de la primera cámara de la tumba.
Luego, todos se fueron a descansar hasta el día siguiente en que acompañados por los inspectores del Servicio de Antigüedades, accedieron al interior de la primera cámara de la tumba.
Más, cincuenta años después, el egiptólogo Thomas Hoving del "Metropolitan de Nueva York", estudiando las cartas que componían la correspondencia entre Carter y Carnarvon y los miembros de la excavación que pertenecían al museo americano, descubrió lo que él describe como “uno de los secretos mejor guardados en la historia de la egiptología”. Que ellos mintieron en su version y que en verdad volvieron a hurtadillas a la tumba. Entraron en ella y alcanzaron incluso la cámara funeraria en donde descansaban los restos de Tutankhamón.
Hoving siguió las pistas que le ofrecían las cartas y llegó a una conclusión sorprendente. En su libro Tutankhamun. The Untold Story , (New York 1978) el egiptólogo americano habla de un claro “reparto secreto” de algunas de las piezas procedentes de la tumba, muchas de las cuales, seguramente, procedían de la entrada en aquella noche de noviembre.
Esta situación quedó con el tiempo absolutamente clarificada, al encontrarse numerosas piezas del tesoro de Tutankamón en diferentes museos europeos y americanos donde fueron vendidos tanto por Carnarvon y Carter.
La mayor parte de las piezas se encuentra en el propio Metropolitan Museum de Nueva York. Son en total 27 objetos de procedencia variada, principalmente de las colecciones privadas de Carter y Carnarvon vendidas tras la muerte de éstos.
Otros museos de Estados Unidos también poseen piezas procedentes de la KV 62.
El Museo de Arte de Cleveland, al noreste de Ohio, compró a mediados de los años 70 una pieza interesante. Se trataba de un amuleto de un gato hecho en hematita oscura procedente de la KV 62.
La William Rockhill Nelson Art Gallery, en Kansas City, conserva varios fragmentos de oro de un collar procedente de la tumba de Tutankhamón.
Finalmente el Cincinnati Art Museum acoge una de las piezas más insólitas. Se trata de un pantera de bronce con ojos de cristal en actitud acechante, con la cola levantada y la cabeza vuelta hacia un lado. Al igual que otros objetos, provenía de la colección de Carter y muy posiblemente se hallara en la cámara funeraria de la tumba.
Fin de la primer parte, vamos votando por la historia maldita que nos parezca mas interesante, les parece?
Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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