La joyería anglosajona inicialmente inspirada en la iconografía de la mitología nórdica, comenzó a experimentar en el siglo VI, un proceso de sincretismo con el avance del Cristianismo.
Un Poco de Historia
A fines del siglo IV, el emperador Romano Honorio había tomado la decisión de retirar su protección de Britania (Gran Bretaña en la época).
La población, quedó a merced de caudillos locales que siguieron dominando a su voluntad lo que quedó del gobierno centralizado.
Uno de ellos, llamado Vortigern, contrató a un grupo de mercenarios bárbaros provenientes del norte de Europa, conocidos como Anglosajones, para que lo ayuden a custodiar el territorio.
Los inicialmente invitados terminaron apoderándose de toda la región y destronando al poder que los convocó.
Estos invasores vestían en batalla un conjunto personal de joyas que cumplía una doble función.
En primer lugar intimidatoria, ya que era importante impactar a los enemigos desde el contacto visual inicial. Y en segundo: religiosa, ya que si morían combatiendo, sus creencias les recomendaban llegar con sus mejores galas al Valhala, o el salón de Odín, donde los heroicos guerreros celebrarían junto con él, un celestial banquete que duraría toda la eternidad.

Estos ornamentos estaban adornados, además de con algunos dioses nórdicos, por una nutrida iconografía de animales como serpientes, jabalíes, cuervos, osos, lobos, etc.
Cada figura tenía su lugar y su rol en aquella mitología. Tres piezas emblemáticas permiten explicar el simbolismo del cuervo, el jabalí y la serpiente:

La conocida hebilla de Finglesham, propiedad de un coleccionista particular de esa ciudad, tiene al dios Odín con sus dos cuervos, Hugin y Munin que surgen de los cuernos de su casco.
Cada noche el dios los enviaba a volar por el universo para que regresen a la mañana siguiente y le comenten todo cuanto había acontecido. Eran también sus bestias de batalla, que con sus grandes garras arremetían contra los cadáveres de los enemigos.
El casco de Odín del Tesoro de Sutton Hoo exhibido en el British Museum, presenta en la zona de las cejas dos jabalíes.

Los jabalíes eran símbolos de fuerza y masculinidad, pero también de fertilidad.
Freia, la diosa del amor, montaba uno de ellos llamado Hildisvini para ir a la batalla.
Cada guerrero creía que podía, eventualmente, convertirse en alguno de los mencionados animales, así que las cualidades de estos jabalíes parecían ser muy adecuadas para la lucha.
La serpiente que se entrelaza en los diseños ajedrezados de los broches para hombros de Sutton Hoo es Jörmundgander, el hijo del dios Loki.
Su longitud era tal, que rodeaba al mundo entero y se mordía la cola, sosteniéndolo. Se decía que el día en que éste soltase su cola, vendría el fin de los tiempos.
Estos objetos evidencian la calidad técnica y de manufactura de los orfebres anglosajones, quienes desde su establecimiento en Britania se destacaron como expertos artesanos en hierro, trabajando también el bronce, la plata y el oro.

Por ejemplo, la estructura de los broches para hombros de Sutton Hoo está construída con un alveolado metálico similar a los tabiques del esmaltado cloisoneé, en donde se han insertado finas capas de granate y cristal.
Con herramientas modernas, este trabajo llevaría un tiempo considerable de fabricación, por lo que a principios del siglo VI (época de la que datan dichas piezas) debe haber sido aún más difícil de realizar.
Alrededor del siglo VII, el pueblo anglosajón fue experimentando una progresiva conversión al Cristianismo, facilitada por el hecho de que la mayoría de los soberanos de los reinos más importantes que constituían la Heptarquía Anglosajona (Essex, Wessex, Mercia, Northumbria, East Anglia, Sussex, y Kent) estaban ya casados con damas de esta religión.
Motivos cristianos y paganos, coexistieron en la joyería de este período en un fenómeno de sincretismo, uno de cuyos ejemplos es la Hebilla de Crundale Down del British Museum, que incorpora junto a la serpiente pagana, el pez cristiano.
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Recordemos que uno de los primeros símbolos que utilizaron los Cristianos para identificarse, cuando eran perseguidos por Roma, fue el pez, ya que dicha palabra en griego (ichtus) significaba Jesucristo Hijo de Dios y Salvador del mundo
El granate que había sido la gema más elegida de los guerreros Anglosajones, siguió contando con el favor de los soberanos cristianizados.
En sus mejores épocas se los recibían de India o de Ceylán, como los de la colección de pomos de espada del Tesoro de Staffordshire, del Birmingham Museum and Art Gallery.
Luego, se utilizaron granates más chicos provenientes de Portugal o Bohemia.
Los contactos comerciales marítimos de este pueblo le proveyeron también lapislázuli de Afganistán, amatistas de la India y bronce de Egipto que pasaron de calmar las ansias del buen vestir en un eventual Valhala a decorar portadas o cajas contenedoras de Evangelios, como el célebre Evangelio de Lindisfarme (c.700).
Y precisamente esta ciudad, en el año 793, sería la primera en recibir los embates de otro pueblo guerrero invasor que se nutría en la tradición nórdica, esta vez, proveniente de Escandinavia: los Vikingos.
Gran parte del territorio Anglosajón, soportó por un siglo los avatares de esta revancha pagana.
El rey de Wessex, que sería conocido como Alfredo El Grande, fue uno de los más feroces defensores, cuyos éxitos militares permitieron en el 897 someter a los Vikingos definitivamente.
Su liderazgo estratégico comenzó a unificar a los distintos reinos por primera vez como una sola nación.
Alfredo es el comitente de una joya que lleva su nombre y que contiene la inscripción: Alfredo ordenó que me hicieran.

Otra pieza de la época, el Broche Fuller que se encuentra en el British Museum, tiene en su zona central una figura de rasgos semejantes a la de la Alfred Jewel.
Realizado en plata y nielo, el broche, tiene la forma de un disco donde aparecen personificados los cinco sentidos, la vista en el centro rodeada por los otros cuatro, cada uno en su sector.
El gusto, tiene una mano en la boca.
El olfato, se encuentra entre dos plantas aromáticas.
El tacto, se frota las manos, el oído tiene su mano en la oreja.
El borde exterior del disco presenta dieciséis medallones decorados con motivos de animales, pájaros, plantas, y figuras humanas oficiando de homenaje a la variedad de la Creación.
Aunque la conquista Normanda en 1066, terminó con el predominio anglosajón en el arte, la costumbre que tenía este pueblo de enterrar a sus difuntos con su ajuar de joyería (el último y más importante hallazgo arqueológico de objetos preciosos fue encontrado en 2009 en Staffordshire) deja la puerta abierta, a nuevos descubrimientos plenos de refinamiento y perfección técnica.

Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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