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sábado, 30 de noviembre de 2013

NUESTRO TRABAJO NUESTRO ORGULLO




Creamos y reinventamos sin cesar los temas más preciados para la Kaia Joyas. 






El repertorio estilístico se inspira en el glamour de las estrellas del cine, la magia de los jardines, o las mil y una facetas de las fiestas populares. 






Nos inspiramos en un patrimonio histórico valioso con temáticas de nuestro tiempo. 
Sea cual sea su universo de expresión, cada creación apuesta por la fluidez de los materiales y el resplandor de la luz, gracias al talento excepcional de joyeros y engastadores. 






Gotas de diamantes resplandecen en el escote, hojas temblorosas resaltan el óvalo del rostro, fuegos artificiales de gemas, cada creación da origen a una nueva emoción. 






Los acabados se realizan con un gran cuidado para ofrecer flexibilidad y confort de uso. 
La proximidad de los diferentes materiales permite que la comunicación y la reactividad sean instantáneas. 
Al integrar todas las limitiaciones técnicas y estéticas en cada nueva etapa de creación de un aderezo, la técnica se somete por completo al servicio del diseño.






En nuestra Manufactura, la creación, los gemólogos, y los engastadores trabajan juntos en perfecta complicidad. 






La expresión perfectamente lograda de una idea, la elección de una piedra única, la interpretación más fiel de los diseños, la iluminación de las piedras, etapas llenas de pasión que llevan a la excelencia. 






En el corazón de nuestro taller, una joya adquiere forma. 
Poco a poco, el diseño se perfila, las curvas se desvelan. 
La arquitectura estudiada se revela en volumen, luego el oro, tallado con paciencia, ajustado, pulido y reavivado, se afirma en toda su majestuosidad. 
Es el momento de gracia cuando la joya cobra vida. Un oro sublimado por el brillo de las piedras que el engastador colocará en el lugar preciso donde cada una dará lo mejor de sí misma. 






Realizado en estrecha colaboración con nuestros creadores, el engaste se practica como un arte. 
Una vez determinada la cantidad de piedras y su posición, los artesanos tallan el material para liberar poco a poco el grano de metal que cederá su lugar a la piedra. 






A continuación, eligen la piedra que se ajusta con precisión a la cavidad realizada. 
La operación se repite, piedra tras piedra. 
En función del modelo, nuestros engastadores optan por un engaste en grano o en garra, cerrado o invisible, en descenso o en riel, y juegan con las diferentes tallas de las piedras: brillante y baguette, princesa y pera. 






La precisión y la delicadeza del engaste se unen a la fineza del pulido para otorgar a los aderezos una presencia única de acabados perfectos. 
Una vez terminado el trabajo de engaste, cada piedra es controlada individualmente. 






Escaso, puro y eterno, el diamante es el máximo símbolo del amor. 
La tradición romántica del anillo de diamantes como prueba de amor y compromiso nace en Europa en el siglo XV. 
En 1477, la princesa María de Borgoña recibe esta primera prueba de amor del archiduque Maximiliano de Austria. 
La princesa se coloca el anillo en el cuarto dedo de la mano izquierda, ya que según una creencia egipcia, la « vena del amor » une el corazón al dedo anular izquierdo. 
Varios siglos después, el diamante sigue siendo la encarnación del amor.







LUZ DEL AMOR, RESPLANDOR DEL DESEO, REFLEJO DE UNA MIRADA CÓMPLICE


El diamante, piedra preciosa por excelencia cuyos ejemplares más exclusivos son los más deseados, ocupa un lugar de honor en el taller.






La marca busca diamantes que respondan a los más altos estándares de color, peso y pureza. 
Cada uno de los diamantes es rigurosamente controlado según un protocolo interno muy preciso.






Nada escapa a la mirada entrenada de los expertos de nuestra Manufactura.
Desde hace varios años, tenemos un compromiso ético y medioambiental muy riguroso. 
Solo utilizamos diamantes que estén en conformidad con el Proceso de Kimberley. 






Contamos con una libertad de creación total que nos permite realizar modelos muy fieles a las intenciones originales preconcebidas.






Son pocos los metales a los que se asocian de manera tan íntima y evidente los conceptos de preciosidad y atemporalidad. 
Conservar lo mejor y adquirir señales de permanencia en el amor es la responsabilidad infinitamente delicada del oro, y lo que lo hace el compañero perfecto para toda una vida. 






Kaia Joyas lo combina con el diamante, cuyo brillo hace resaltar más que cualquier otro metal. Aplaudido por su modernidad y su sobriedad, el oro también es apreciado por la elegancia que confiere al momento que une dos destinos por toda la eternidad. 
Una promesa de compromiso que se transforma en símbolo de elegancia. 

Puro e inalterable, el oro es cómplice de los grandes momentos del amor.






Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay

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