Según una leyenda islámica, la piedra sagrada de la Mecca, era un rubí de extraordinario brillo que se había vuelto negro a lo largo del tiempo por voluntad divina y debido a los pecados de los hombres que venian a abrazarlo, de forma que el día del Juicio Final la piedra sería capaz de favorecer a aquellos que la habían honrado y castigar a aquellos que la habían despreciado.
Se dice que el rubí fue la piedra más preciosa de las doce que Dios hizo al crear todas las cosas, y fue colocado en el pectoral de Aarón por mandato de Dios.
En la Biblia, Job dice que la sabiduría es más preciosa que los rubíes.
Los antiguos códices islámicos hablan de un rubí que tenía el poder de provocar la invisibilidad y proteger de las calamidades y las heridas.
Luego, ennegrecido por los pecados humanos, se transformó en la kaaba, la piedra negra adorada por los mahometanos.
Se dice que los guerreros incrustaban rubíes en su piel para darse coraje y protección cuando participaban en las batallas.
El rubí también se consideró un talismán para protegerse del peligro, del mal e incluso de las pesadillas.
Cuando se introducía debajo de la piel, los antiguos habitantes de Birmania creían que la piedra generaba una fuerza mística, que protegía a los que la llevaban de accidentes y ataques.
La religión cristiana adopto el rubí como símbolo del triunfo del espíritu sobre la materia, la alegría de vivir en plenitud y la pureza y lo identifica con las imágenes de Jesucristo y de San Pedro.
A través de los siglos y las civilizaciones, ha subsistido la creencia de que el rubí se torna más oscuro cuando quien le lleva corre grave peligro, y recupera su tonalidad brillante cuando ha pasado.
Científicos estudian este curioso fenómeno, convencidos de que existen modificaciones químicas en la piel humana en momentos de grave riesgo que inciden en el color del rubí, siendo ésta la causa del extraño cambio de su colorido.
Debido a que los rubíes eran símbolos de poder, los emperadores y reyes y otros miembros de la realeza los usaban.
Se decía que los anillos con rubíes debían usarse en la mano izquierda para protección y para darle energía a quien lo usa para tomar decisiones correctas e inteligentes.
Algunas fuentes además atribuyen poderes curativos a los rubíes, ya que se dice que ayudan a la circulación sanguínea y a desintoxicar el cuerpo.
La parábola del buen Samaritano del Nuevo Testamento ha sido grabada por obra de Robert S.Harvill de Sinton ,Texas (EEUU) en un cristal de rubí de 13 cm de largo no transparente hallado en una zoisita de Tanzania
Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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