Que hace DeBeers para proteger su negocio principal, los diamantes de extracción, y posicionarse en un nuevo segmento del mercado, el de los diamantes creados por el hombre, te invito a que reflexiones conmigo acerca del influjo del diamante sintético en la evolución del mercado del diamante a medio y largo plazo.
Creo que lo más lógico es comenzar señalando que las gemas sintéticas, es decir, producidas por el hombre, llevan muchos años entre nosotros.
Desde mi punto de vista, si hay algo que la industria de la joyería debe tomarse en serio es evitar el fraude.
Una de ellas ha sido recolectada en un campo, mientras que la otra ha sido cultivada en un invernadero.
No son nada nuevo, en realidad.
De hecho, el proceso de síntesis de productos de distinta naturaleza va a ir a más, sobre todo de la mano de la fabricación aditiva como la impresión 3D, y va a transformar infinidad de industrias.
Voy a compartir contigo un ejemplo vinculado a la industria del lujo y, de forma indirecta, a la de la joyería: la marroquinería.
Afirmar que la piel animal es una de las materias primas más utilizadas en la historia de la humanidad es una obviedad.
La piel ha sido utilizada para infinidad de usos y desde luego ha sido, por tradición, un material habitual en la industria del lujo.
Sin embargo, cada vez son más las compañías que renuncian al uso de piel animal.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si pudiésemos disponer de piel sin la necesidad de causar ningún tipo de sufrimiento animal para obtenerla?
Ahora bien, ¿qué ocurriría si pudiésemos disponer de piel sin la necesidad de causar ningún tipo de sufrimiento animal para obtenerla?
Ahora mismo quizás suene extraño, pero lo cierto es que hay compañías que ya están produciendo piel, piel genuina y de primera calidad, en laboratorio.
Un ejemplo es la marca islandesa de bio-piel Zoa:
Cómo dirías que va transformar la industria de la moda algo así?
Cómo dirías que va transformar la industria de la moda algo así?
Y a medida que se incremente la cantidad de materiales disponibles?
Nos encontramos a las puertas de una verdadera revolución creativa, económica y ética.
El dilema del diamante
Como sabes, mi interés principal es el análisis de la industria de la joyería desde el punto de vista empresarial y lo cierto es que estoy siguiendo con gran interés la disrupción del mercado causada por la creciente popularización del diamante sintético de calidad gema, una situación que no deja a casi nadie indiferente.
Como sabes, mi interés principal es el análisis de la industria de la joyería desde el punto de vista empresarial y lo cierto es que estoy siguiendo con gran interés la disrupción del mercado causada por la creciente popularización del diamante sintético de calidad gema, una situación que no deja a casi nadie indiferente.
Recuerdo que hace un par de años, en el congreso ProDiam, algunos de los asistentes manifestaron un rechazo visceral hacia los diamantes creados por el hombre.
“¡cómo van a ser iguales a los creados por la sabiduría de la madre naturaleza!”
Y, sin embargo, la realidad es que los diamantes creados en laboratorio son gemas con la misma estructura cristalina y composición química que los arrancados de las entrañas de la tierra.
Desde mi punto de vista, si hay algo que la industria de la joyería debe tomarse en serio es evitar el fraude.
Y no me estoy refiriendo tan sólo a la venta de diamantes sintéticos por diamantes de extracción, sino de prácticas tan frecuentes como no revelar el tratamiento que al que han sido sometidas ciertas piedras, presentar certificaciones de dudosa calidad, etc.
La formación y un uso correcto de la tecnología serán los mejores antídotos para minimizar esta problemática.
Hasta qué punto se pueden comparar los diamantes de extracción con los diamantes creados en laboratorio?
Es una aberración tratar de equipararlos?
Lo cierto es que los más veteranos de la industria podrán rememorar polémicas previas de naturaleza muy similar.
El ejemplo de las perlas
Remontémonos a principios del S. XX, en concreto a 1916.
Remontémonos a principios del S. XX, en concreto a 1916.
Este es el año en que Kokichi Mikimoto comenzó con la producción masiva de perlas de cultivo Akoya.
Hasta aquel momento, la perla natural no había tenido rival y las empresas especializadas en su comercialización no vieron con buenos ojos la llegada de las perlas de cultivo.
Tanto es así que el distribuidor de perlas naturales francés Leonard Rosenthal llevó a Mikimoto ante los tribunales aduciendo que sus perlas no eran más que imitaciones fruto de la intervención humana.
Sin embargo, numerosos expertos, como el zoólogo inglés H. Lyster Jameson, concluyeron que, desde el punto de vista científico, las perlas de Mikimoto eran iguales a las perlas naturales.
Tras varios juicios, Mikimoto fue autorizado a denominar a sus gemas de cultivo como “perlas”.
Aún así, la denominación perlas de cultivo no se normalizó en el comercio internacional hasta 1926, tras el I Congreso Internacional de Joyería.
No obstante, existen diferencias importantes entre las perlas y los diamantes.
Las perlas naturales eran gemas de gran rareza, que contaban con un volumen de comercialización muy pequeño y que, en consecuencia, generaban un volumen de negocio importante, pero limitado.
Los diamantes, en contraposición, son gemas relativamente comunes, pero debido a un sistema de distribución casi monopólico, han visto controlado su suministro al mercado desde finales del S. XIX, con una concentración del 80% del mercado en una sola compañía durante la mayor parte del S.XX.
El diamante ha sido, de largo, la gema estrella en el mercado mundial de la joyería a lo largo de los últimos siglos, dejando a las gemas de color en un papel secundario.
Con el tiempo los diamantes sintéticos harán que el precio de los naturales bajen.
DeBeers ya está trabajando en acelerar ese proceso mediante iniciativas como Lightbox… otra cosa es que el resto de fabricantes de sintéticos estén dispuestos a entrar en el juego que le interesa a DeBeers, claro está.
DeBeers ya está trabajando en acelerar ese proceso mediante iniciativas como Lightbox… otra cosa es que el resto de fabricantes de sintéticos estén dispuestos a entrar en el juego que le interesa a DeBeers, claro está.
Los diamantes de extracción y los diamantes creados por el hombre no son iguales
Si hay algo que salta a la vista es que los principales actores de la industria vinculados al diamante de extracción están muy preocupados por la irrupción del diamante sintético.
Si hay algo que salta a la vista es que los principales actores de la industria vinculados al diamante de extracción están muy preocupados por la irrupción del diamante sintético.
Para muestra, un botón: esta campaña “educativa” publicada por la Asociación de Productores de Diamantes en distintos medios especializados en la que no se limitan a destacar el valor de los diamantes de extracción, sino que también cuestionan algunas de las creencias más extendidas sobre los diamantes creados por el hombre:
Desde un punto de vista gemológico, sabemos que una gema presenta tres propiedades: belleza, durabilidad y rareza.
Podría discutirse la rareza de las gemas sintéticas, ya que pueden ser objeto de réplica ilimitada, pero ninguna será exactamente idéntica a otra: no son clones, en definitiva.
Entiendo que desde un punto de vista gemológico un diamante de extracción nunca será lo mismo que un diamante creado por el hombre, pero ¿qué ocurre con todos aquellos ajenos a la gemología?
Los consumidores van a tener en cuenta esos motivos?
Los consumidores pueden dividirse en cuatro grupos principales:
1 - El primero es el cliente con un presupuesto reducido pero que, con todo, aún busca adquirir un diamante atractivo y de calidad. También entrarían en esta categoría aquellos que, por el mismo dinero, quieren un diamante entre un 30% y 40% más grande que los tradicionalmente extraídos en la mina.
1 - El primero es el cliente con un presupuesto reducido pero que, con todo, aún busca adquirir un diamante atractivo y de calidad. También entrarían en esta categoría aquellos que, por el mismo dinero, quieren un diamante entre un 30% y 40% más grande que los tradicionalmente extraídos en la mina.
2 - El Segundo grupo lo forman aquellos consumidores que no tienen intención de comprar diamantes debido a las implicaciones sociales, morales y medioambientales negativas, que la minería tradicional conlleva en algunas ocasiones.
Los diamantes sintéticos se convierten así en los preferidos para este tipo de público.
3 - El tercer grupo lo forman las generaciones más jóvenes que están muy enganchadas a los productos con un elevado componente tecnológico, como es el caso de los diamantes producidos en un laboratorio.
4 - El último grupo está formado por los clientes que buscan un diamante de color.
En este caso, la diferencia de precio entre un diamante sintético y uno natural es enorme, por lo que los diamantes de laboratorio se convierten en una opción mucho más accesible.
Es evidente que en estos momentos el diamante sintético es un gran desconocido para el gran público, pero ¿qué ocurrirá cuando los consumidores dispongan de información completa?
Es evidente que en estos momentos el diamante sintético es un gran desconocido para el gran público, pero ¿qué ocurrirá cuando los consumidores dispongan de información completa?
Como es natural, la clave está en el cambio de criterio de los consumidores cuando tienen ocasión de sopesar todos los pros y contras, incluyendo tanto el factor sostenibilidad como el hecho de que los diamantes sintéticos son cada vez más asequibles, es decir, que invirtiendo la misma cantidad es posible conseguir un diamante de mayor tamaño y/o calidad.
¿No lo ves del todo claro? Planteáte el siguiente escenario. A un consumidor le dan a escoger entre dos flores, idénticas a efectos prácticos:
Una de ellas ha sido recolectada en un campo, mientras que la otra ha sido cultivada en un invernadero.
A priori, su vida útil y su belleza son equiparables, para el uso previsto, puramente ornamental, sabiendo que la de invernadero es más asequible y sostenible desde el punto de vista ambiental y ético.
¿Por cuál se decidirá el consumidor?
¿Cuál escogerías tú?
La realidad es que numerosos estudios hechos en los últimos años han confirmado que más del 65-70% de los consumidores menores de 35 años en todo el mundo afirman que escogerán marcas basándose en sus prácticas éticas.
Éste es uno de los factores que pueden jugar un papel determinante para que la balanza se decante del lado del diamante sintético.
Desde un punto de vista gemológico, los diamantes sintéticos, aún siendo diamantes, son distintos a los diamantes de extracción, pero desde la perspectiva del consumidor no sólo cabe la posibilidad de que ambos sean exactamente iguales, sino que también cabe la posibilidad de que los diamantes sintéticos sean mejores que los diamantes de extracción.
Todo apunta a que va a haber mercado para ambos tipos de diamantes, de modo que la pregunta del millón es, cómo te vas a posicionar al respecto?
En Kaia Joyas le ofrecemos las mejores opciones, pregunte y pida presupuesto por su joya con diamantes.
Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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