La escultura nunca estuvo tan cerca de la joyería como en los camafeos, esas piezas esculpidas en ágatas opacas como el ónix, el nácar, e incluso las conchas, destinadas a convertirse en un retrato anónimo y condenado a no envejecer.
Su factura artesanal y la peculiaridad de cada gema esculpida, hacen de ellas piezas casi de coleccionista y, sobre todo, caprichos genuinos y únicos en medio de la uniformidad.
Si Bárcena recupera para nuestros días valiosísimas piezas antiguas con el coral como protagonistas, Dior Joaillerie las reedita personalizando el interior de la talla.
Y aunque los tonos cálidos se revelan como los mejores marcos para los camafeos, el azul añil y el granate ganan terreno dando lugar a insólitas y bellas combinaciones.
Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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