En las gemas tales como el Rubí, zafiro, amatista, los colores que reflejan cada una de las piedras preciosas son únicos e inimitables.
Pero tan sólo una de ellas tiene un tono tan fuerte y personal que ha dado lugar a un color concreto: la esmeralda.
Su verde intenso, frío y exótico es tan particular que no necesita muchos más acompañantes para brillar.
De ahí que la ausencia de color de los diamantes hagan de ellos sus mejores aliados.
Firmas como Bulgari, Bárcena, Piaget o Grisogono han envuelto sus esmeraldas más preciadas, aquellas con un verde más intenso y con la talla más perfecta, en refinadas perlas y discretos brillantes para componer románticas caravanas y excepcionales gargantillas destinadas a brillar casi más que las mujeres que las llevan.
Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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