Rita Feriche (Granada, 1977), licenciada en arquitectura e hija de un arquitecto, sorprendió a su entorno y se decantó hace ocho años por la joyería.
Al principio, su padre se quedó un poco “decepcionado”, confiesa, pero ahora incluso cree que fue mejor opción. “Es más fácil vender un anillo que un piso”, afirma mientras esboza una sonrisa.
Realizó sus estudios de Arquitectura entre Madrid y Alemania.
Al finalizar la carrera se trasladó a París donde se matriculó en la prestigiosa escuela de diseño de joyas, “B.J.O.P.” Rue du Louvre, perteneciente al Gremio Oficial de Joyeros de París.
Tras este aprendizaje participó en distintos concursos y exposiciones de joyería, compatibilizándolo con la colaboración en estudios de Arquitectura.
Descubrió así que su verdadera pasión era el diseño de joyas, y decidió dedicarse por completo a ello.
Inició su trayectoria profesional con la prestigiosa firma australiana “Autore”, donde conoció a fondo el apasionante mundo de las perlas, y con esta experiencia inició una nueva vía en las joyas de autor con su nueva interpretación de la joyería con perlas.
Decidió así desarrollar su proyecto personal como diseñadora de joyas, y presentó su primera colección de “Arquitectura en Joyas”, a la que siguieron otras colecciones en las que experimentó con diversos materiales como plata, oro, bronce, esmalte, y piedras preciosas.
Con sus diseños ha colaborado en diversos proyectos como la colección exclusiva para “Guggenheim” en Bilbao, y exposiciones en otros museos de arte contemporáneo de prestigio como “Caixa Forum” en Madrid, “T.E.A.” en Tenerife o “Colegio de Arquitectos” en Barcelona
De cualquier modo, ella no se desvincula del todo de su formación académica.
Su pasión es el diseño: “No escribo, casi todo lo dibujo”.
Hace “microarquitectura” o, como le gusta más decir, “arquitectura en joyas”.
De niña ya jugaba a crear sus propias piezas, por entonces de bisutería.
Tras el proyecto de fin de carrera sintió la necesidad de cambiar, mezcló sus dos aficiones favoritas —viajes y joyería— e inició un curso en París con el gremio oficial de joyeros.
“Quería hacer cosas en las que pudiera participar en todo el proceso. Y un arquitecto, al final, no tiene tanta libertad. Son muchas las limitaciones. A mí me gusta diseñar”, explica.
Tenía un montón de ideas, y como no estaba dispuesta a esperar patrocinios se arriesgó e invirtió todos sus ahorros en crear su marca y sacar la primera colección.
“Yo misma hice la venta a joyerías por toda España y fue difícil, pero era un producto diferente que aunaba diseño y calidad”, recuerda.
Tras la “sorpresa” inicial de parte del sector, finalmente se hizo un pequeño hueco en el mercado, aunque no en joyerías convencionales.
Su fuente de inspiración es la Arquitectura: geometría, proporción, contraste de formas y texturas, la aplicación del color sobre distintas superficies, el modo en que incide la luz sobre los materiales.
Aplicando conceptos arquitectónicos atemporales como espacio interior/exterior, vacío/lleno, positivo/negativo, simetría, intersección-adición-sustracción de volúmenes… ha desarrollado un particular método de trabajo, lo que ella llama
“Microarquitectura”: una novedosa aplicación al diseño de joyas, donde todas las piezas creadas cumplen una sencilla ecuación de suma y resta de formas geométricas puras (círculo, cuadrado, elipse, cubo, esfera, cilindro…).
Con seis colecciones en la calle, inspiradas en la arquitectura, Feriche encontró hace año y medio un nuevo modo de trabajar que le permite vivir con relativa tranquilidad.
En una feria conoció a los fabricantes de alta joyería de Versace y le pidieron una propuesta de colección.
“Al principio no me creía capaz de diseñar algo para una marca tan diferente de mi estilo, yo soy minimalista, geométrica… pero lo hice y me dijeron que era Versace y contemporáneo a la vez.
Fue uno de los retos de los que más orgullosa me siento”, añade. “Me he abierto y he dejado a un lado mi estilo personal. Creo que un diseñador, como un arquitecto, debe adaptarse a las necesidades, al entorno, a lo que le han pedido… no tiene que ser una estrella”.
La colección que le encargó el Guggenheim Bilbao también está entre sus favoritas. Es freelance y quiere seguir siéndolo.
“Me gusta tener libertad; para trabajar solo necesito el portátil”. “Cuando me surge una idea estoy deseando llegar a casa y ponerme con el computador.
Vas viendo cómo la joya va creciendo, se va completando, es muy emocionante, no me puedo levantar de la silla. ¿Y qué me paguen por ello? ¡Pues que siga mucho tiempo!”, añade.
Viaja sola con asiduidad y ha vivido en varios países. Hace algo más de un año recaló en una tranquila zona de Motril, en la costa granadina, de donde es su familia. En un establecimiento cercano a su casa transcurre la conversación, frente al mar. “No sabía para dónde tirar, pero ya llevo demasiado tiempo aquí”.
Planea un viaje a Tailandia y no descarta quedarse a vivir allí.
A Dubái también llegan sus diseños y su objetivo es ampliar la cartera de clientes para tener cierta seguridad.
Tras su experiencia con Versace, siente que es capaz de trabajar para cualquiera.
Sus únicas reuniones de trabajo se producen en las ferias internacionales.
Esa independencia le encanta. Y si algo tiene claro es que no se ve en un estudio de arquitectura con un trabajo convencional.
Fernando Gatto
Kaia Joyas Uruguay
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