EL JADE Y SU SIMBOLISMO

Aunque el jade realmente consiste en dos minerales distintos, jadeíta y nefrita, comparten una apariencia y tenacidad similares. 
A través de la historia, la gente ha trabajado estos dos materiales. 
Las culturas china, maorí y mesoamericana, en particular, apreciaron el jade y sobresalieron en crear piezas asombrosas.



Cuando los españoles llegaron a México, los aztecas valoraron el jade muchas veces más que su peso en oro. 



No es sorprendente que el simbolismo del jade, sin importar el mineral, haya abarcado a menudo temas de armonía, eternidad y virtud.



La dureza del Jade y sus propiedades musicales lo han convertido en un viejo dicho gemológico. 
Si usted toma un martillo y golpea un diamante, el diamante se romperá en una docena de piezas. 
Golpea un pedazo de cuarzo y se dividirá en dos. 
Sin embargo, si usted golpea un pedazo de jade, suena como una campana.



Los artesanos han creado carillones, xilófonos y gongos de jade que resuenan melódicamente. 
Algunos también usan estos instrumentos para producir tonos celestiales para las prácticas rituales. 
Los poetas chinos han comparado el sonido melodioso de jade con la voz de un ser querido. 

Han llamado al jade "la esencia concentrada del amor".

El pueblo maorí de Nueva Zelanda hizo pleno uso de la durabilidad del jade. 
Hicieron herramientas, armas y adornos y los pasaron a través de generaciones. 
El jade pulido también se utilizó para hacer los colgantes llamados hei-tiki.



Cuando una familia requería un nuevo hei-tiki, contrataban a un tohunga, o mago, para localizar el jade en bruto. 
Los tohunga iban a un área donde pudieran encontrarla. 
Después de entrar en trance para ponerse en contacto con espíritus ancestrales para obtener ayuda, el mago encontraría invariablemente jade donde los espíritus le avisaban. 



La familia nombraba el recién encontrado jade con el nombre del espíritu que ayudó a localizarlo. 
La forma natural de la piedra determinaba en gran medida la forma final del hei-tiki. 



Un trabajador de piedra poco a poco trabajaría la pieza para revelar la forma del espíritu interior. 
Los maoríes veneraban y guardaban cuidadosamente estos objetos espirituales ancestrales. 
Creían que el hei-tiki ayudaba y guiaba a la familia.



Si una familia se estaba muriendo, el último miembro masculino de la familia sería enterrado con el hei-tiki, para protegerlo de extraños. 
Los jefes de familia también tendrían sus colgantes hei-tiki enterrados con ellos. Después, cuando la costa, eran enterrados en la costa, estaba despejada, sus parientes masculinos más cercanos regresaban y recuperaban las herencias. 
Así, los espíritus ancestrales podrían seguir guiando a sus familias.



Esta sucesión de enterramientos y recuperaciones sin duda a añadido mística a los hei-tiki. 
Mientras que muchas culturas temen a sus muertos, los maoríes los consideraron una gran fuente de ayuda. 
La sabiduría de sus antepasados ​​vivía en estos colgantes de jade, esperando en la tumba para reunirse nuevamente con sus familias.



Otras culturas también vieron a sus muertos como una fuente de sabiduría, como los maoríes. 
Algunos también enterraron su jade con ellos. Los antiguos egipcios, mesoamericanos y los chinos usualmente colocaban jade en las bocas de sus difuntos. 
Ellos más a menudo utilizan piedras verdes, destinadas a representar el corazón.



Una nota interesante: En el antiguo sistema de chakras para describir la energía del cuerpo, el verde representa el chakra del corazón. 
Aunque la mayoría de la gente suele asociar el jade con el verde, difícilmente es el único color del jade, ya sea jadeíta o nefrita. 
Sin embargo, era el color a utilizar para los muertos.



En China, durante la dinastía Han (206 aC - 220 dC), los dolientes a menudo colocaban cerdos de jade en manos del fallecido. También usaron cigarras de jade, símbolos de resurrección cíclica, como amuletos de lengua para proteger al cuerpo de la descomposición.
Durante la dinastía Shang (1.600 aEC - 1.046 aEC), los gobernantes chinos utilizaron un recipiente de tres vías de jade, llamado jue , para hacer ofrendas a los espíritus ancestrales. 


Las quimeras de jade, monstruos felinos con alas y cuernos, fueron colocadas en tumbas para proteger al difunto de espíritus malignos y profanación.



Un culto medicinal surgió alrededor del jade en China antigua. 
La gente creía que mezclando jade en polvo con agua producía una panacea para fortalecer el cuerpo y prolongar la vida. 
Si se ingiere justo antes de la muerte, esta mezcla supuestamente incluso retrasaba la descomposición del cuerpo.



Confucio describió el amor chino por el jade comparando sus cualidades con las virtudes de un caballero "estimado por todos bajo el Sol". Xu Shen, un antiguo estudioso Han, enumeró las cinco virtudes del jade en su Gran Diccionario como "caridad, rectitud , sabiduría, valor y equidad ".



El uso del jade y la reverencia en China se remonta al Neolítico. 
Por ejemplo, una de las primeras formas del ideograma de "rey" parece ser el símbolo de una cadena de cuentas de jade. 



Baste decir que una de las puertas de la Gran Muralla de China se llama Puerta de Jade. Caravanas de camellos que llevaban jade de dos mil millas, durante tantos años, trayendo jade a los artesanos chinos.



Trabajaron esta piedra en grandes esculturas, así como diminutos adornos delicados. 
Sin embargo, tan grande era la demanda que la talla del jade se hizo muy especializada. Encontrar a alguien que pudiera crear tallas grandes y pequeñas era difícil.



El simbolismo de jade incluye asociaciones con la nobleza y la riqueza. 
Muchos lo consideran un protector de generaciones, vivo y muerto. 
Jade ha sido y siempre será Yu , la "joya suprema" y la "Joya del Cielo", piedra del corazón.

Fernando Gatto

Kaia Joyas Uruguay